martes, 15 de noviembre de 2016

Salida del 11 de noviembre, El diari del Bunker

En esta salida Benjamín nos ha pedido como de costumbre hacer más trabajo, y ya no describir el paseo y lo que hacíamos en el, sino que debíamos hacer un remix por así decirlo sobre el libro que estamos leyendo "Diari del Búnquer", y aquí está presento una pequeña reseña de lo que sería mi resumen:

Diario del Búnquer por Whitney Albert

Linus, un joven de dieciséis años que vive en Londres, se despierta un día atontado, confundido y temeroso en un búnker. Sin ventanas, ni puertas ni ningún tipo de comunicación con el exterior. Lo han secuestrado. No entiende por qué. Nadie se comunica con él. Su único contacto con el exterior es un ascensor que baja cada mañana con provisiones.
Días más tarde oye el ascensor y atemorizado se esconde, y cuando se dio cuenta apareció una niña de nueve años, la Jenny. Días más tarde aparecen otras personas a las que también han secuestrado, o eso creían ellos.
Seis habitaciones, seis camas, seis todo. Un numero complejo, par y confuso.
No tienen nada en común entre ellos.  Son totalmente diferentes. Nadie sabe dónde están, que va a ser de ellos y, sobre todo, ¿Qué quiere el secuestrador, si es que han sido secuestrados?
Lo que no sabían es que todo aquello en lo que creían, todo aquello que sospechaban que era cierto, terminó por desaparecer. Eran diferentes porque eran cada uno especial por algo, eran elegidos. Habían sido observados, vigilados y estudiados durante mucho tiempo. Todos tenían algo que “el secuestrador” quería, y lo que tampoco sabían, es que todo aquello que creían conocer había desaparecido. Allí donde se encuentra el fin del mundo estaban ellos.
Empezaron una nueva etapa, entre motines, enfrentamientos y esperanzas dentro de aquellas frías, grises y gruesas paredes. EL reloj titilaba en la pared, frío, reducido, roto. El tictac se hacía cada vez más insoportable mientras el tiempo se detenía en un amago de despedida. Las palabras son siempre difíciles de definir, de delimitar. A veces se mueven con el fuego y no queman, son tibias como un abrazo que ahorca, dormido, solo, oscuro. La soledad les acompañaba sin decir nada.

Un día el silencio se le presentó a Linus y se le escapaba entre las paredes, cruzando el suelo como un ave, “libre” por así decirlo. Su sombra dejo de obedecer sus órdenes y lo siguió con presteza absoluta. Todo fue tan rápido, que la habitación comenzó a dar vueltas. Hasta la más absoluta soledad le había dejado solo. Agonizando en un sufrimiento de desesperación puso fin a su corta existencia. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario